Estos últimos meses estuvo con nosotros la gran Natalia Igualador, que supuestamente venía a hacer prácticas como becaria a través del Máster de Edición de la Universidad Autónoma de Madrid (post no afiliado) pero no paró de enseñarnos cosas.
Al final de sus prácticas le pedimos a Natalia que escribiera un post sobre su experiencia y se destapó con esto:
Existe cierta leyenda, quizá por culpa de películas y series televisivas, que destierra a los becarios a un deber «primordial» en una empresa: servir café y hacer fotocopias.
Por suerte, esto no siempre es así, y cada vez son más los jefes, supervisores y coordinadores que confían en las habilidades de los becarios, a sabiendas de que aún no han acabado su formación académica o acaban de hacerlo y, por tanto, es casi seguro que carezcan de experiencia profesional. Comprenden que la finalidad de unas prácticas es aprender y tener un primer contacto con el mundo laboral, y, como todo el que aprende se equivoca, es importante una supervisión atenta y con paciencia que resulte en un aprendizaje efectivo a la par que agradable.
A pesar de que en cuanto mi supervisor lea esto va a llamarme «pelota», y yo me reiré, porque si hay algo que nunca se pierde en Kailas es el humor, mi experiencia como becaria ha sido excepcional (al menos para mí, y espero que para ellos también) y sin duda les debo casi todo lo que sé de edición, no puedo negar que el máster de la UAM y las prácticas que hice en una empresa de servicios editoriales el año pasado también me han aportado mucho, pero sin duda donde más he podido poner en práctica los conocimientos que tengo y donde he adquirido otros nuevos ha sido en Kailas.
¿Qué he hecho en Kailas? Darle muchos dolores de cabeza al maquetista supongo, sobre todo con las correcciones de pruebas. No por maldad, lo juro y él lo sabe, sino por lo que decía antes, que uno va aprendiendo a saber en qué medida hay que ser más o menos estricto, qué es más importante si quitar una huérfana o una viuda si no se pueden evitar ambas, si vale la pena eliminar un corte de palabra o no si esta corrección va a generar otras muchas, etc. Bueno, aparte de corregir pruebas, he podido ver y manejar herramientas que en todo o en parte desconocía de maquetación, gestión de datos y redes sociales, facturación, e-commerce… He ido a presentaciones de libros, participado en reuniones con el diseñador gráfico, el maquetista, el impresor y diferentes autores… He aprendido a hacer fichas comerciales, a revisar ferros, a cómo se debe contactar con un agente, a saber que cada escritor y cada libro tienen sus características particulares y hay que darles un trato único, a transformar una idea en un proyecto…
Y lo más importante, en definitiva, son aquellas cosas que no se aprenden, aquellas que prácticamente no tienen nada que ver con el trabajo, la edición o la literatura, y es que esta experiencia me ha llevado a conocer gente maravillosa que cada día da lo mejor de sí en esta pequeña gran familia que es Kailas, porque aquí se hacen libros, pero también muchísimas cosas más.
¡Se nos suben los colores! ¡Te deseamos toda la suerte del mundo en tu nueva aventura!
Y a vosotros, como siempre, ¡felices lecturas!
*Imagen del post: Natalia (izda.) y Marta (dcha.), vía archivo kailas.