Como es ya tradición, en «Historia de una cubierta» nos desnudamos, casi literalmente, para revelaros nuestros más íntimos secretos editoriales y exponernos al comentario, la crítica y el chascarrillo. ¡Empecemos!
Hoy es el turno de «A fuego lento«, de la maravillosa Ángela Landa. Este libro de recetas no engaña a nadie, ni siquiera en la cuarta de cubierta [risas enlatadas]. Y si no os lo creéis, leed, leed:
«Una cocina de sencilla ejecución pero siempre sabrosa y suculenta, que no exige grandes conocimientos técnicos, ni ingredientes difíciles de encontrar, ni sofisticados utensilios. Unas recetas que recuperan sabores olvidados en un rincón de nuestra memoria.
A lo largo de cuatro generaciones, el apellido Landa se ha ganado un lugar de honor en la gastronomía española. Desde el fundador, Escolástico, hasta sus bisnietos han practicado una cocina atenta a los cambios del gusto pero sin perder nunca la guía de la tradición. Su historia se cuenta en el prólogo, escrito por un hijo de la autora.
Ángela Landa, decana de la familia, reúne recetas procedentes de sus padres, de su hermano Jesús –creador del establecimiento burgalés–, de sus tíos… y de ella misma, que las ha puesto en práctica cientos de veces y las ha depurado para conseguir el milagro de la claridad y la sencillez.
Al publicar este recetario, la autora ha rendido un impagable servicio a quienes saben que también en casa se puede disfrutar de la buena comida».
Y sin embargo, a pesar de tratarse de un recetario de cocina tradicional, no queríamos una cubierta al uso, y ese fue el reto que le lanzamos a Rafael Ricoy, nuestro diseñador (que aguanta estoicamente todas nuestras ocurrencias). Primer plato:
Como veis, tuvimos un problema de comunicación, porque lo que se dice rompedora rompedora, no era esta propuesta. Casi sin darnos tiempo a reponernos llegó el segundo plato:
Y de postre…
Efectivamente, muy sagaces, es la primera con mantel. Visto que no nos sabíamos explicar, le dijimos a Rafa: «Olvídate de lo que hemos comentado y envíanos lo que te pida el cuerpo».
El gran Rafa salió con esta genialidad, que pedía a gritos ser la elegida, y lo fue. Y nosotros caímos rendidos a los pies de Rafa una vez más.
Y vosotros, ¿qué opináis?
Para los más cotillas, aquí y aquí los episodios anteriores.
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